La Hipnosis Ericksoniana con PNL: El Viaje al Inconsciente.


La Hipnosis Ericksoniana o conocida también como Naturalista no se aprende en los libros, se vive. De vivirla, se aprende. Es un estado alterado de conciencia, de trance, sopor sin perder la conciencia del todo y en base a las herramientas que da la Programación Neurolingüística.

Cuando nos hablan de hipnosis siempre nos vienen a la memoria aquellos espectáculos de la tele en la que el hipnotizador le ordena a una persona inocente con un simple toque en la frente o un mandato de voz. Sin ánimo de desmontar el espectáculo, teniendo conocimiento de PNL y de Hipnosis, me atrevo a decir que en estos casos, las personas invitadas ya han sido ‘trabajadas’ con anclajes para poder hacer la demostración en público y me atrevo aún más a añadir que estos anclajes tienen que ser en varias sesiones para que puedan resultar tan eficaces en un escenario.

No quiero extenderme más en este aspecto, porque quiero comentar un poco por encima la Hipnosis Ericksoniana que es mucho más interesante…


Os presento, muy por encima, a Erickson…


Milton Erickson fue considerado el mejor hipnotizador. Muchas curaciones con pacientes desahuciados y de personas que no encontraron solución a sus problemas con nadie, la obtuvieron con Erickson; de ahí su fama. Un hombre entregado, un anti teórico. No dejó material escrito y todo lo que se conoce es a través de sus alumnos, que algunos de ellos convivían veinticuatro horas con las cintas grabadas por el maestro. 
Para Erickson paciente y terapeuta son un tándem, establecen una alianza en la que juntos deben desbaratar las resistencias del inconsciente en desaprender lo viejo y molesto que limita y acaba produciendo enfermedades o alteraciones psicosomáticas y aprender desde el recurso de la propia persona, comportamientos más adaptados que permitan seguir la vida con verdadera eficacia para llegar a la felicidad como protagonista de la propia historia.


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En nuestro día a día ya lo hacemos…


Cada día, a lo largo de nuestra jornada, cuando perdemos nuestra atención en lo que nos rodea, en lo que hacemos, la cabeza se nos va, entramos en una especie de trance muy suave. Igualmente, cada noche, entramos en trance más profundo hasta desembocar a nuestro sueño. Anoto este detalle porque este tipo de hipnosis es un ejercicio que hacemos por inducción ya conocido por nosotros cada día, aunque con una finalidad concreta, terapéutica.


El inconsciente, una puerta que se abre…


Comparto, sin dudas, con todos mis colegas hipnotizadores de este sistema, la fascinación, siendo la puerta de entrada a profundidades para nosotros desconocidas de manejar. Un acceso profundo, íntimo, tan agradable que resulta como una droga a quien accede a él, ampliando unos márgenes, una sensibilidad a partir del momento que se accede, la persona se da cuenta que posee todos los recursos que puede precisar en toda su vida en cualquier momento, es tan sencillo como saber cómo acceder.


Es un arte como lo es la música…


Es un arte y como arte depende de la destreza del hipnotizador para poderte llevar, saberte inspirar una buena confianza (rapport), te sientas cómodo, te sientas seguro y quieras realizarlo en un buen ritmo y en la melodía de las palabras, de su voz.

Nadie pondrá en ti, en una inducción ericksoniana, lo que no quieres para ti porque sales de inmediato. Nadie te hará ladrar a cuatro patas ni te alterará tus valores, tu sentir porque sales de inmediato. La hipnosis de Erickson es suave, a su vez, muy profunda…

A través de mis trances he viajado a mis resortes, a mis emociones más hermosas, a mis amores, a mis sonrisas, a mis descubrimientos emocionales, consiguiendo la paz de donde pensaba no había ya para mí. He viajado a mi juventud, recordando aromas, colores, formas, he sentido la fuerza de mi adolescencia, conectando con detalle a mis trece años y la he revertido a mi presente, he vuelto a tocar el piano en un escenario cuando no me tocaban los pies al suelo a mis cinco, sintiendo la excitación y la diversión de una niña, he vibrado de emoción cuando el chico que me gustaba a los dieciséis me dijo que me amaba, he vuelto a amantar del pecho de mi madre y he redescubierto su amor hacia mí, su ternura, sus manos, su mirada joven, mi comodidad de bebé en su regazo, que había quedado borrada por mis traumas y me he dado cuenta del mal acento que hacemos en la vida quedando relegados tantos y tantos recuerdos tan hermosos.

He sanado con algunos de los maestros más importantes de mi vida y me he reconocido en un poder nuevo, re-aprendiendo lecciones.

He descubierto que mi inconsciente es mi gran amigo, que todos los libros que hablan de demonios son mentira y que me conecta a un universo cuántico del cual no sé dónde están los límites ni si tan siquiera los descubriré algún día. Sé que esto me lo llevaré conmigo el día que me vaya de este mundo.

He descubierto que en él estoy multiplicada y estamos todos conectados por mil. Que cuando se abre, se expande, se centra, se ordena, crece y puede volver a hacer el movimiento contrario… y el poder que tiene es tan inmenso que toda tu energía se engrandece.

Pienso que es la llave desde otra perspectiva más humana, no queriendo decir menos espiritual para entender desde una parte que ya entiende, muy sincera lo que es el ser humano para volver a confiar de nuevo en él.
La hipnosis es un recurso muy rápido, profundo y de efectos  de los que no tienes que estar pendiente porque ya te mueve sin tú darte ni cuenta.

Lo hermoso, a mi modo de entender a diferencia de otras técnicas, es que te llevan de la mano desde lo que tienes tú y eres tú. Puedes usar la metáfora o no, entrando en un estado de trance o sopor…


Ya… pero, ¿Todos estamos preparados? ¿Alguien se ha quedado enganchado?


Todos estamos preparados para la Hipnosis. Hay personas más fáciles que otras de inducir y dependerá de la destreza, de la confianza entre ambos.

Una de las dudas recurrentes es si uno se puede quedar enganchado en un estado permanente hipnótico. La respuesta es no. Siempre se sale. En algún caso, la persona se siente tan a gusto que hay resistencia en salir, pero acaba siguiendo la orden del inductor.

Produce un gran beneficio al organismo, ayudando a eliminar tensiones físicas, emocionales. Reduce ligeramente la tensión arterial, regulando el ritmo cardíaco y respiratorio. Equilibra los hemisferios cerebrales y la bioenergía del cuerpo.

Para hipnotizar no se necesitan dotes especiales, lo que se entiende como ‘poder mental’. Sí la destreza de saber llevar a la persona en lo que necesita y saber transmitir, vivir y sentir un buen acompañamiento a la persona que hipnotizas, llevar de la mano, de la voz, sostener el proceso con suavidad, conocer bien lo que maneja y moverse con seguridad y firmeza.


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1 comentario:

Anónimo dijo...

Querida amiga Rosa María. He vuelto por el blog y me he emocionado nuevamente con la música y los textos nuevos que he encontrado. Echo en falta aquellas reflexiones a las que nos tenías acostumbrados hace tres años y veo que algunas ya no están. Han pasado mil cosas desde entonces y siento curiosidad por saber cómo van tus cosas y la evolución que habrá hecho este bello corazón. Sabes que te queremos, hermana del alma.

Jordi Señor y familia.