La menopausia


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La menopausia no quiere decir que el paso que hace la mujer a la tercera edad. Pensar que es así es una absoluta barbaridad porque tercera edad significa vejez. Tampoco se trata de un cambio de prioridades, ni es una enfermedad ni un golpe que da la naturaleza.
La menopausia marca un paso, un tránsito en el periodo de la vida de la mujer que pasa de ser fecunda a no serlo y la franja de edad en la que sucede puede oscilar de los 45 a los 55 años o más allá de ellos. Todos estamos de acuerdo que una mujer a esta edad es adulta y con mucha vitalidad. En este periodo, los ovarios suspenden de manera muy gradual su producción y el equilibrio hormonal entra en cambios importantes, este tránsito suele durar aproximadamente unos 5 años. El cuerpo, la psique, la emoción, el alma necesitan adaptarse a estos cambios y no deben vivirse de manera traumática.
Se desarrolla según la mujer, dependiendo del tipo de vida que haya llevado antes, el cuerpo rinde cuentas a causa de la mala alimentación, falta de ejercicio, agentes tóxicos o al exceso de estrés en el que lo hemos sometido. Viene traducido a través del aparato locomotor, todo lo que es estructura ósea, articular, muscular y además, por el cardiovascular, básicamente. Podríamos decir que son dos puntales a tener en cuenta y controlar en esta etapa.
Podemos mejorar ostensiblemente la calidad de vida, si entendemos que esta etapa en la que los hijos son mayores, la vida más o menos estabilizada, es una oportunidad para cuidarnos un poco más, pero no a nivel de medicalización sino con paseos, ejercicio físico moderado, alimentación equilibrada, aporte de vitaminas y minerales adecudados a cada mujer y otras pautas muy agradables a incorporar… En el fondo es lo que deberíamos haber hecho mucho antes para empalmar con esta etapa, pero son muchas las mujeres que despiertan a puertas de la menopausia o de lleno en ella.
Uno de los problemas que puede empezar a aparecer es la osteoporosis, aunque existe una cierta predisposición ósea a partir de ese momento, puede evitarse perfectamente con acitividad física suficiente, aportación de calcio de calidad que puede derivarse de preparados donde el origen está en la ortiga, concha caliza de ostra, fosfato de calcio, coral, con aporte de magnesio, boro, zinc, vitamina D que estimula la absorción del calcio a nivel de intestino y E que es un antioxidante imprescindible.
Deberá primar los alimentos de cultivo biológico o de huerta que aseguran una buena absorción de minerales, oligoelementos y vitaminas sin el entorpecimiento de los pesticidas y conservantes que lo impiden.
Así, como alimentos integrales para prevenir el estreñimiento y asegurar los nutrientes que no contienen los refinados y controlar el sobrepeso que es el enemigo más potente de nuestra estructura.
Al margen de la osteoporosis que puede dar o no la cara a partir de cierta edad, los síntomas de la menopausia son principalmente de naturaleza psíquica y cultural. No significa que los estemos inventando, singnifica que la variabilidad de las hormonas es molesta y los síntomas que aparecen están reforzados, potenciados por un consenso muy generalizado basado en el rechazo y la angustia, además todo ellos argumentado y muy medicalizado.
La medicina tiene la obligación de ayudar a la mujer a superar esta fase de manera cómoda y fácil, pero nunca reprimiendo con medidas radicales con más aportes hormonales de tipo sintético.
La homeopatía y la fitoterapia utilizan ambas remedios muy simples pero, a su vez, muy eficaces que tienen un efecto regulador sobre el equilibrio hormonal y calman las molestias, que se las debería llamar así y no síntomas de la menopausia.
Los sofocos, sudoración abundante, repentina, escalofríos son desagradables, inoportunos y siempre llegan en el peor momento, responsables muchas veces de noches de insomnio con palpitaciones. Este cuadro vegetativo reacciona muy bien con remedios homeopáticos como Lachesis o Sanguinaria o con Sepia, dependiendo de la estructura de la mujer.
Las palpitaciones y el sentimiento de opresión se acompañan, a menudo, de nerviosismo, sensación de asfixia, ansiedad, otras veces, los dolores de cabeza de carácter migrañoso que podemos tratar con los mismos remedios mencionados o con Cimicífuga o la propia Ignatia, entre otros...
La vitamina E también nos ayudará con las sudoraciones y sofocaciones, en comprimidos o germen de trigo, tisanas o tintura de Salvia (Salvia officinalis) y mucho ejercicio al aire libre, mínimo de 30 minutos diarios.
La propia incertidumbre que puede vivir la mujer al entrar en esta etapa la puede hacer entrar en un mundo de dudas en la que se replantea su sexualidad, su vida emocional, hace balance de su vida y la homeopatía puede acompañar de manera brillante todo este proceso de manera resolutiva.
Recobrar el equilibrio en una etapa de inestabilidad debe ser siempre el objetivo y las medidas higiénicas siempre deben acompañar: masajes que movilizan y reequilibran, baños, hidroterapia que relaja, estimula, ayuda en los cambios, el propio ejercicio, la terapia humoral, acupuntura, la dieta disociada funciona, generalmente, muy bien en este proceso, así como la propia homeopatía, los distintos remedios florales (Bach, Bush, Orquídeas, Flores de Perelandra…) que de manera puntual y sutil ayudan a relativizar y normalizar momentos molestos.
Y sólo me falta contaros lo de siempre y que cada uno es uno, merecemos una atención única y exclusiva. No podemos protocolarizar ninguna situación ni momento en el que estamos, si nos asumimos en patrones, nos podemos equivocar mucho. Mi consejo es que llegado el momento, uno se deje aconsejar, además de resultar más llevadero el proceso, nos sentiremos apoyados a niveles mucho más importantes que el puramente fisiológico y orgánico, llegando a entender que la menopausia puede suponer una etapa de liberación.


(Dedico este artículo a toda mujer que se da una oportunidad de vida en esta nueva etapa)

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