Natrum Mur en Alberto... y sus descubrimientos.





Alberto vino a verme porque se encontraba muy bajo de energía. Después de estar charlando un buen rato conmigo,  me manifiesta que ante esta bajada, hay una emoción de sentirse siempre solo. Su manera de viabilizar sus emociones le impedía relacionarse con facilidad. Cuando no trabajaba, necesitaba estar a solas para relajarse y una vez recuperado, le era dificultoso salir del aislamiento y permitir que los demás se acercaran. Me contaba que blindaba incluso el acceso a las llamadas de teléfono, apagándolo. 

Fácilmente se ofendía y se irritaba con los demás. Estaba convencido que por el hecho de estar solo, soltero, debía esforzarse más por mantener los amigos. Le pregunté por las personas que no están solteras o solas y me dijo que estos por el hecho de tener familia no tenían esta obligación y le molestaba. 

Le resultaba muy complicado ver los problemas de los demás y el dolor que ajeno. No era capaz de reconocer sus filtros mentales en las interpretaciones que hacía aún y el metamodelo al que le sometí, dándose cuenta que cuando se definía alguna actitud con adjetivos, el significado de los mismos variaba sustancialmente según la mentalidad suya o mía.

Trabajaba en una organización burocrática jerárquica en la que nunca conseguía que lo ascendieran. No entendía como gente más joven y con menos experiencia, podía conseguir un puesto superior al suyo y argumentaba un sinfín de cuestiones justificando su valía por encima a estos chicos.

Convencido que sus jefes lo despreciaban, se llenaba de indignación, aunque era incapaz de manifestar sus sentimientos de una manera constructiva. A pesar de verse tan válido y estar tan enfadado, reconocía que la responsabilidad le daba miedo. A un nivel más profundo, sentía que no merecía que lo reconocieran y al mismo tiempo se ofendía cuando lo valoraban. A pesar de su ambivalencia, sentía la situación muy injusta.
Se sentía tímido, incompetente. Hicimos un viaje a través de la línea del tiempo hacia su familia, su madre, decía que toda la vida se había sentido rechazado por ella y atormentado por este hecho. Cuando era bebé, su madre cuenta que él se agarraba fuerte a las faldas de ella y se mantuvo así durante sus dos primeros años de vida. Su madre tenía problemas psicológicos, no era una mujer muy estable y su actitud era muy confusa para el niño. A los cinco años, la madre le abandona por motivos que nunca se supieron y no la volvió a ver hasta que tuvo treinta y cinco años. 

Alberto se quejaba de su sentimiento profundo de abandono y rechazo. Los sentimientos hacia las mujeres siempre habían sido muy complicados. No conseguía verlas de igual a igual, se sentía siempre distante y siempre desembocaba en hostilidad. Le daba rabia no atraer la atención de ellas. Le era tremendamente difícil manejar los sentimientos junto con la atracción sexual y el deseo conllevaba un miedo profundo a que le hicieran daño.

Se describía como un hombre muy exigente y a la vez superficial en las relaciones sociales. Hacía tres años había caído en una depresión después de una relación íntima que terminó rompiéndose como todas sus relaciones anteriores. Desde entonces, había congelado esta parcela de su vida sin ánimo de abrirla de nuevo.

Trataba siempre de esconderse cuando se acercaba a la oportunidad de abrir su campo relacional porque se sentía desprotegido y le preocupaba que la gente viera en él quien era realmente y su enorme carencia emocional.

Natrum Muriaticum le proporcionó más confianza. 

Relato este caso porque no creo que con tomar sólo homeopatía lleguemos a resolver del todo un caso como éste o con raíces como lo pueden tener otros casos.

Una toma de conciencia, con el ánimo de reconocer dónde está el conflicto en sí mismo es fundamental. Así como rememorar con valentía las situaciones del pasado que han ido resonando de modo parecido a lo que le ocurre. La Terapia Regresiva nos ayudó a encontrar los nudos importantes de buen principio después que Natrum Mur hubiera relajado toda la situación y se abriera la confianza.

Sanar esta emoción, reconstruirse de nuevo, desde simples ejercicios de EFT en los que combino la PNL, integrando los dos hemisferios pueden resultar un viaje apasionante, sobretodo, si nos permite lo que realmente queremos y es cambiar nuestra inercia para que el camino que tomemos nos lleve a una nueva meta, un nuevo desenlace.

El cambio que produce todo esto conlleva una inseguridad que forma parte de nuestra estructura interna que empieza a cuestionarse y es muy sano que suceda porque quiere decir que nuestro GPS interior se renueva y empieza a tener un mapa de carreteras más actualizado, más acorde con lo que realmente necesitamos y queremos. El paso siguiente es permitirse este pequeño cambio y saltar. Es un salto de pocos centímetros, a modo de pequeños cambios, aunque a nosotros nos parece abismal, lo es porque nos estamos estrenando, pero es un salto seguro, mucho más seguro que el camino que recorríamos con nuestros parámetros antiguos hace poco.

Es importante no quedarse solo con la homeopatía y querer afianzar el cambio que sentimos bien despiertos…

Alberto, al cabo de muy poco tiempo, se demostró a sí mismo que el tiempo no existe. El que se consideraba un imposible cuando vino a verme y pronosticó una terapia de años, en dos meses empezó a ser menos suspicaz con respecto al comportamiento y los motivos de los demás. Dejó de pensar que él siempre era la diana de los dardos de los demás. Estaba menos tenso y dejó de estar a la defensiva. Empezó a experimentar lo que era expresar las emociones de acuerdo con lo que iba trabajando a nivel de razón… unas auténticas batallas campales se montaban en mi consulta donde la razón siempre quería blindar a la reluciente emoción a la primera de cambio.

Todavía se enfadaba y se indignaba. En las primeras sesiones se peleaba conmigo, a modo de libro de reclamaciones, siempre se acababa riendo de sí mismo cuando se reconocía en sus nuevas reacciones en momentos anteriores que no había sabido resolver y habían generado traumas importantes con anterioridad. La vida que es como un juego con grandes chivatos, le decía yo… que te van provocando hasta que te diviertas, te rías y se entienda que no precisas de esta provocación porque ya has aprendido.

Poco a poco, empezó a expresar un secreto: el riesgo de volver a contactar con su última novia nuevamente con quien se había peleado por no acudir a una cita y con la que había intercambiado algunas palabras muy desagradables y con los meses se le había manifestado su depresión.

Le convencí que fuera despacito y estimulando su rapport con la chica. Le convencí de lo hermoso de seguir un ritmo mutuo y no preestablecido por él. Sinceramente creo que esta fue la gran terapia para Alberto, una gran prueba de fuego.

La chica no tenía pareja ni la quería tener y empezaron siendo muy buenos amigos hasta que se puso de manifiesto la fuerte atracción entre ambos, química pura… A las doce semanas, a un ritmo nada habitual en nuestros días, decidieron ir a vivir juntos. Y para mí es un honor comentar que al año, Alberto me llamó para comentarme que su chica, Laia, estaba embarazada e iban a casarse.

Aunque Alberto examinó varias posibilidades de dejar su trabajo y empezar a hacer algo totalmente distinto, no había nada que lo atrajera lo suficiente para animarlo a empezar un nuevo camino profesional. Ahora, se sentía más fuerte emocionalmente y percibía todos los problemas de manera más ligera, permitiéndose salir a bailar con Laia. Incluso, en una de las vacaciones, se animaron ir a Port Aventura… todo un paseo para su niño interior. 

Finalmente, se decidió por trabajar a tiempo parcial como autónomo y empezó a focalizarse más a fondo en sus intereses profesionales y personales a través de su familia.

No hace mucho Alberto me comentaba que con este trabajo que hizo conmigo (porque fue él quien trabajó, yo simplemente le entregué mis herramientas) es imprescindible llegar a confiar en el Universo porque nosotros como individuos no siempre podemos llegar a comprender por qué nos vemos obligados a despedirnos de personas y situaciones que amamos y, sin embargo, estamos obligados a seguir adelante. Me contaba que la voluntad propia es fundamental y el cómo hacerlo, también. 

Encontrar la valentía necesaria para decir adiós y para sentir el placer que puede proporcionarnos el conocer otras personas y crear nuevas relaciones. Permitirse un reciclarse con todas las de la ley de vez en cuando es muy sano.

Ser buenos con nosotros mismos y permitirnos buscar la mejor manera para gestionar lo que sentimos con lo que pensamos, buscar la mejor gestión y desmontar todo lo que son juicios porque un día ya crecimos y nos dimos cuenta que el juez implacable es el peor enemigo que llevamos dentro.

2 comentarios:

Hugo Cano G. dijo...

Leí tu blog, la felicito me parece muy interesante. Soy docente y a la vez deportista, práctico la marcha; en cuanto a la alimentación me cuido mucho y busco siempre los animentos naturales como frutas y verduras; no consumo carne. El motivo de mi visita a tu blog es que últimamente estoy acudiendo a la medicina alternativa, pues desconfio mucho de los medicamentos a base de procesos químicos.

Por favor le quedo muy agradecido si me despeja la siguiente duda: El Agnus Castus Mineralin si me ayuda a tener un mejor desempeño sexual con mi esposa, pues según un psicologo soy Obsesivo Compulsivo, transtorno (TOC), pienso que ello me proporciona desventajas en las relaciones sexuales. hugkang@hotmail.es

Rosa Maria Plana dijo...

Buenos días, Hugo!

Gracias por acercarse a mi blog y decidirse a escribirme.

Su psicólogo homeópata ha hecho una toma del caso completa con todos sus matices y ha ido a parar a Agnus Castus que tiene tropismo importante en las relaciones sexuales. También hay otros medicamentos que pueden asemejarse...

Nosotros, dede la homeopatía no consideramos el TOC como la entiende la otra medicina o la psicología. Los homeópatas personalizamos todos los síntomas del pacientes tanto orgánicamente como emocionalmente para determinar el medicamento. Quiero decir con eso que contándome el diagnóstico de TOC no me dice mucho.

De todos modos, más allá de la búsqueda que haga por su cuenta, le invito a que lo discuta con la persona le lleva porque le ha visto en persona y puede encajar mejor el medicamento.

Un abrazo