Antimonium Crudum... 'La evasión a través de la sensibilidad y el romanticismo'

Antimonium crudum (sulfuro negro de antimonio) posee una personalidad que se asemeja por su evasión a Sulphur (hay azufre presente en el compuesto), aunque esta evasión más que intelectual es emocional y afectiva. Antimonium es un medicamento lleno de símbolos sobre su condición más profunda que es el miedo a la vida, una negativa volitiva de avanzar y crecer. Aparentemente parece tener síntomas y rasgos mentales discordantes y contradictorios pues por un lado exhibe un carácter intolerante y reactivo, y por el otro se presenta como una persona sensible, romántica y sentimental. La primera faceta es más típica de niños pequeños y la segunda de adolescentes y adultos. Pero ambas tienen el mismo significado.

El niño Antimonium se asemeja a Chamomilla y Cina (con los cuales forma el trío de los niños caprichosos), es un niño por lo general un tanto mayor (3 a 4 años) que lo que suelen ser los bebés Chamomilla y los niños Cina (de 2 a 3 años) aunque lo anterior no es regla. Antimonium crudum de pequeño es muy desagradable y se caracteriza por ganarse la inmediata repulsión de propios y extraños, es intolerable, todos los niños evitan y los adultos le pierden la paciencia casi de inmediato. Durante la entrevista homeopática se tira al suelo y patalea o es capaz de golpear o morder a sus padres y al médico. Es un niño hosco, siempre malhumorado e insatisfecho, muy irritable, llora cuando lo tocan, no tolera que lo contradigan. Son niños rudos, ásperos y taciturnos. No hablan y su gesto es muy serio o de gran tedio. Son extraordinariamente obstinados.

Por lo general no es común observar estos rasgos en adolescentes o adultos, pero cuando se presentan, lo más típico es la naturaleza reservada y seria, así como el carácter hosco y la repugnancia hacia todo. Se les ve embotados, apáticos, estupefactos (como si estuvieran intoxicados) y la insatisfacción es más marcada. Aborrece todo durante la adolescencia, incluso a la gente (misantropía), llegando incluso a la histeria, con llanto o sonambulismo.

Sin embargo la personalidad clásica de Antimonium crudum, sentimental y romántica, se observa con mucha más frecuencia en la adolescencia, cuando los jóvenes descubren el sexo opuesto pero se sienten muy inseguros para expresar abierta y frontalmente sus sentimientos y cuando las emociones se desbordan y son incontrolables. Este es el remedio del enamoramiento extremo o patológico, de los amores platónicos y utópicos que se viven en secreto o en silencio (con exaltación extática caminando a la luz de la luna), de la gente que se enamora de artistas o de personas lejanas, convirtiéndolas en sus musas; todo esto es relativamente normal en los adolescentes que comienzan a relacionarse y a expresarse poco a poco, pero en el adulto refleja un profundo bloqueo e incapacidad afectiva. El adulto Antimonium teme al amor verdadero y responsable, y por ello idealiza el amor hasta convertirlo en algo etéreo e inalcanzable, que por lo mismo se vuelve innecesario buscarlo. Desea a la mujer ideal, a una pareja perfecta. Ama a alguien que no existe, que ha creado en su mente. Es el remedio de los amores cobardes e ilusos.

Estos sujetos en su mayoría pertenecen al sexo masculino, también tienden a enamorarse de manera extrema y dolorosa, usualmente de personas inalcanzables; sin embargo, a diferencia de Natrum o de Staphysagria que se llenan de pesar por este tipo de situaciones, Antimonium cae en un estado bohemio y melancólico, una mezcla de pena romántica, estoica decepción y vena poética (Antimonium es el poeta de la materia Médica, habla en verso o se expresa en forma elevada y rebuscada). En estos estados Antimonium se queda en cama, meditando sobre su situación y alimentado vanas ensoñaciones, se siente descorazonado y no pide nada.

Cuando la gente de Antimonium llega a expresarle a alguien su amor, lo hace de una manera tan intensa y ferviente que apabulla y asusta a la persona amada, la cual ante tal desbordamiento de sentimientos suele rechazarlo, lo cual lo hiere profundamente. Aunque el nivel efectivo básico de Antimonium crudum es el del enamoramiento idealista, en algunos casos puede llegar a ser amoroso, apasionado, o incluso lascivo.

Algunos Antimonium son muy intensos y llenos de pasión erótica, sin embargo, nunca expresa ningún tipo de agresión en este sentido, pues prevalece la dulzura y la suavidad.

Suspira (el síntoma es tan intenso como en Ignatia), sobre todo en la tarde. A diferencia de Pulsatilla, el caminar al aire libre agrava todo sus síntomas, sobre todo su depresión.

Los síntomas físicos de medicamento, asimismo, son un reflejo de su bloqueo vital.

La clásica agravación por el baño, sobre todo si es con agua fría, así como el empeoramiento general por toda forma de calor radiante a simple vista parecieran síntomas contradictorios. El agua y el calor son, en este caso símbolos arquetípicos que representan respectivamente las emociones (fluidas y transparentes) y la calidez de amor verdadero, en este mismo sentido Sulphur se agrava por el agua y por el calor. Ambos no desean contactar realmente con los sentimientos no con el amor. Sulphur se refugia en la teorización intelectual y Antimonium se ampara en la deformación caricaturesca, infantil o exagerada, de su amor. Los trastornos por alimentos ácidos pueden verse como una intolerancia a la acritud de la vida, prefiere el amor perfecto aunque inaccesible que encarar el dolor y la crisis de amor maduro y la responsabilidad vital plena.

La lengua, cubierta de una gruesa capa espesa y blanca, simboliza la incapacidad de la comunicación verdadera. Los trastornos digestivos y la dispepsia reflejan la indigestión vital que vive el individuo. Antimonium crudum, como Nux vomica, tiene trastornos por excesos en la comida, sin embargo la diferencia radica en que mientras Nux come en exceso alimentos muy pesados y condimentados, el exceso de Antimonium es de comida relativamente simple, alimentos comunes, lo cual es muy significativo. Por último, las callosidades corneas en las plantas de los pies que le impiden caminar, son extremadamente sugerentes a nivel simbólico: No quiere avanzar en la vida.

En los estados de mayor deterioro, evasión y depresión, el paciente se torna olvidadizo o hasta idiota, realiza actos tontos, pudiendo llegar a desarrollar impulsos suicidas, sobre todo de noche en cama, que los obligan a levantarse. Es entonces, cuando el más exaltado de los enamorados, el más idealista de los caballeros, el que vivía como en un sueño, ahora cansado y asqueado de una vida sin sentido, oscila entre el olvido, la pérdida de su identidad y el hastío.


Por el Dr. Gilberto Quintero Ramírez. Autor del libro “Reparemos el Sistema Inmunológico”







(A mis queridos amigos y colegas peneleros y ericksonianos. Con todo mi cariño. Prepárense.. o no y mucho más...)

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