El Sistema Inmunológico - I

El sistema inmunológico es uno de los más complejos que tiene el cuerpo humano. Su función primordial es la de proteger al cuerpo contra infecciones y desarrollo de enfermedades como el cáncer.

El sistema inmunológico consta de vasos y órganos linfáticos (ganglios, timo, bazo, amígdalas), leucocitos, células especializadas que residen en diversos tejidos y factores químicos concretos.

Una sexta parte de nuestro organismo corresponde al espacio que hay entre células, a este espacio se le denomina intersticio y al fluido que lo contiene líquido intersticial. Este líquido pasa a vasos linfáticos y se convierte en linfa, un fluido que circula a través del cuerpo por los mismos vasos linfáticos.

Los vasos linfáticos recogen los productos de desecho de los tejidos, transportan la linfa a los ganglios que se encargan de filtrarla. Su recorrido es paralelo a las arterias y venas.

Las células responsables del filtraje de los ganglios se las denomina macrófagos, estas engullen, destruyen las partículas extrañas incluyendo todo tipo de bacterias y desechos celulares.

Los ganglios contienen linfocitos B que son los capaces de iniciar la producción de anticuerpos ante la presencia de virus, bacterias, levaduras y otros microorganismos.

El timo es la principal glándula de nuestro sistema inmunológico. En gran medida, la salud del timo determina el global de la salud del sistema inmunológico.

Cuando cogemos infecciones reiteradas o las tenemos crónicas tenemos el timo en actividad disminuida.

El timo también libera varias hormonas como la timosina, la timopoyetina y el factor tímico sérico que regulan muchas funciones inmunológicas. La concentración baja de estas hormonas en sangre se asocia con una depresión del sistema inmunológico y un incremento a ser susceptible a la infección.

El bazo es la mayor masa del tejido linfático del organismo, pesa alrededor de unos 200 gramos, tiene el tamaño de un puño y es esponjoso, de color púrpura oscuro. Sus funciones incluyen la producción de leucocitos, engullir y destrozar bacterias, restos celulares, destrucción de hematíes y plaquetas viejas. El bazo, además, es un gran depósito de sangre.

Igual que el timo, el bazo libera compuestos que estimulan el sistema inmunológico.



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